Bitácora del buscador:
Este 1° de enero, a la hora cero, la mayor parte de la humanidad se aprestará a celebrar el Año Nuevo 2008, sin siquiera soñar que, en realidad, se estaría próximo al 2015. Un mal cálculo que en el siglo V de esta era cometió el monje Dionisio el Exiguo, es el responsable del "error" que todavía subsiste en el almanaque. La historia cuenta que cuando el Papa Juan I le encargó que reordenara el calendario, al monje se le ocurrió aprovechar la oportunidad para determinar en que año había nacido Jesús y fijar a partir de ahí el comienzo de la era cristiana.
Por aquella época, en Roma, el sistema cronológico civil que se usaba era el de las eras imperiales, que recibían en nombre del emperador de turno, para el caso, la era de Diocleciano, quien había llegado al trono en el año 1037 de Roma y se había hecho famoso por haber perseguido muy sangrientamente a los cristianos.
Dionisio se puso a trabajar con la idea de que los cristianos debían comenzar a contar los años desde el nacimiento de Jesús y no desde el reinado del odiado Diocleciano. Tras mucho estudiar, el monje llegó a determinar que el año 1 de la era cristiana había sido el 754 de Roma, pero luego se supo que había errado, en principio y por lo menos, en cuatro años, y según las últimas estimaciones, en siete.
Las Escrituras son bastante escuetas y todo lo que Dionisio pudo extraer de ellas fue, por San Mateo, que Jesús había nacido bajo el gobierno de Herodes; y por Lucas, que tenía "unos 30 años" cuando fue bautizado por Juan el Bautista.
Juan el bautista había comenzado a bautizar en el año 15 de Tiberio, que correspondía al 781 de la fundación de Roma y al parecer ya llevaba tres años en ese menester cuando tuvo lugar la ceremonia con Jesús, la cual habría ocurrido hacia el 784.
Tras sumar y restar, Dionisio asumió entonces que si Jesús tenía "unos 30 años" cuando fue bautizado, habría tenido que nacer el 25 de diciembre del 753 de Roma. ¿Porqué el 25 de diciembre si las Escrituras no lo mencionan? Simplemente, porque hacia el 354 DC, ya el papa Liberio había decretado celebrar la Navidad el 25 de diciembre, para evitar que los cristianos se sumaran a la fiesta pagana del Sol Invicto que se celebraba en coincidencia con el solsticio de invierno boreal, y a las Saturnalias romanas, unas orgías que se celebraban ese día en honor a Saturno.
No obstante, Dionisio resolvió no hacer coincidir el comienzo de la era cristiana con la fecha del supuesto nacimiento de Jesús, sino con la de su circuncisión, que según la costumbre judía se practica a los ocho días. Así fue como surgió provisionalmente el 1° de enero del 754 de Roma como el día de origen de la era cristiana, pero todavía faltaba empalmar esa fecha con el año en que Dionisio investigaba.
El monje determinó con sus cálculos que el año 244 de Diocleciano correspondía al 1280 de Roma. Y como el año 1 de la era cristiana había sido el 754 de Roma, habían pasado 526 desde ese año 1. Así que Dionisio pontificó: "éste ya no es el año de Diocleciano 244 sino el año del Señor 527". Y ésta fue la primera fecha de la era cristiana. Pero hubo un error.
Dos siglos más tarde, los cálculos de Dionisio fueron revisados por Beda quien determinó que Herodes había muerto en la Pascua Judía (primavera) del 750 de Roma, después de haber mandado a matar a todos los bebés recién nacidos en Belén, incluído a su propio hijo, buscando a Jesús, que según los vaticinios lo destronaría. Como un muerto no puede mandar a degollar a nadie, quedó así en claro que la Natividad tuvo que producirse como mínimo a fines del año 749 de Roma. Pero si Dionisio había dicho que fue a fines del 753, el error era de cuatro años, si es que no era mayor. Jesús no había nacido una semana antes del año 1, sino siete días antes de iniciarse el año 4 antes de Cristo.
Estudios recientes, realizados por astrónomos en función de cuando pudo haberse visto la Estrella de Belén de la que los magos hablan en los Evangelios -en realidad, una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis- han permitido estimar que el error de Dionisio no fue de cuatro años sino de siete, ya que aquel fenómeno se habría visto el 15 de septiembre del año 7 antes de Cristo, lo que llevaría a que el año 2008 sea en realidad el 2015.
Espero no haberlos mareados con los números y ...¡Feliz 2015!
lunes, 31 de diciembre de 2007
¡FELIZ 2015!
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viernes, 28 de diciembre de 2007
QUE LA INOCENCIA NOS VALGA
Bitácora del Buscador:
Con bromas de mayor o menor calibre, hoy se festeja el Día de los Inocentes, fecha que sin embargo no tiene nada de chistosa. Son pocos los que saben que la celebración del día de los Santos Inocentes se remonta a dos mil años atrás, cuando el rey Herodes, aconsejado por los sabios astrólogos de su reino, supo que había nacido en Belén el nuevo rey de los judíos, anunciado por la tradición profética. Por eso, Herodes dio la orden de que a todos los niños menores de dos años se los asesinara y desde entonces se conoce la fecha como "La matanza de los santos inocentes". Para la Iglesia Católica aquellos recién nacidos fueron los primeros mártires que dieron la vida por Jesús.
Cuentan las viejas historias que -pese a la muerte de los pequeños- Herodes no logró su cometido, ya que Jesús salvó su vida, porqué un ángel se le apareció a José y le dijo que huyera con su hijo. De allí que, contra lo que pueda suponerse, hacer bromas los 28 de diciembre no es una herejía, sino una forma de recordar que Herodes fue, en definitiva, el primer burlado, ya que Jesús logró salvarse de su orden.
Sin embargo, el origen de la broma relacionada con este día es incierto, y no sabe cuando la conmemoración dejó de celebrarse relacionada con la matanza que hizo Herodes en Belén, para transformarse en una fecha para bromear con los conocidos.
Todo parece remontarse a la Edad Media, cuando, entre Navidad y Año Nuevo, se celebraba el "Día de los locos", fiesta pagana en que todo exceso era permitido. Estas fiestas eran tan escandalosas que la Iglesia decretó la conmemoración de la matanza de los niños con el objetivo de aplacar las locuras de este rito. Con el tiempo, lo pagano se unió a lo religioso y el 28 quedó sellado como el día para gastar bromas a todo inocente que se precie de tal.
CONTRADICCIONES
Aunque el 28 de diciembre la Iglesia recuerda la matanza de niños, según los Evangelios, la misma debió haber sucedido después de la visita de los Reyes Magos al rey Herodes, es decir, uno o dos días antes del 6 de enero. Pero no es la única contradicción: se supone que fueron degollados miles de niños, pero según el censo ordenado por el gobernador Quirino, Belén no tenía por entonces más de 800 habitantes. Teniendo en cuenta que no nacían más de 30 bebés al año y que la mitad moría antes de empezar a caminar, los degollados por Herodes no debieron haber sido más de 15.
Otra pregunta importante es ... ¿Sucedió realmente? Hay muchos estudiosos que lo dudan porque el mayor historiador de la época, Flavio Josefo, no alude a eso en su Historia de Judea. Para muchos especialistas, Mateo pudo haber interpolado en su relato la historia de Moisés, quien fue arrojado en una canasta al Nilo para ser salvado, en tiempos en que el faraón ordenó matar a todos los hijos varones de los esclavos israelitas. Pero a la vez, esto pudo haber sido una adaptación de la leyenda hindú sobre el nacimiento de Krishna: el sabio Nárada Muni le dijo al rey Kamsa de Mathura que el bebé estaba destinado a matarle, y éste ordenó asesinar a todos los kumaras (en sánscrito, "muere fácil") de menos de dos años de edad.
Historias y leyendas aparte, hoy es mejor estar atentos, para que nadie nos gane de mano con una broma al tiempo que con una sonrisa pícara nos dispare el tan consabido "Que la inocencia te valga"...
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jueves, 20 de diciembre de 2007
QUE SABE JAPÓN QUE NOSOTROS NO
Bitácora del buscador:
Ahí podría terminar la historia, como una anécdota, pero ayer el ministro japonés de Defensa estimó, en sorprendentes declaraciones a la prensa, que la existencia de Ovnis es plausible y las tropas del país deben poder reaccionar si aparecen platillos volantes. "Nada nos permite negar la existencia de objetos voladores no identificados (Ovnis) ni de una forma de vida que los controle", declaró a la prensa Shigeru Ishiba (del Partido Liberal Demócrata), y puntualizó que hablaba a título personal. El ministro declaró que quería estudiar cómo podrían reaccionar las Fuerzas de Autodefensa (FAD) de Japón si aparecen platillos volantes.
El funcionario agregó que "en nombre de la Constitución pacifista de Japón, sus tropas sólo están habilitadas a intervenir si el país está amenazado de invasión por otro país o en operaciones limitadas en el extranjero. En las películas de Godzilla, las FAD están movilizadas", señaló, y expresó su sorpresa ante el hecho de que no exista un "marco legal" en caso de invasión extraterrestre.
Que saben en Japón que nosotros desconocemos, para que dos funcionarios en la misma semana salgan a hablar de Ovnis, en un país que siempre se caracterizó por su discresión...
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miércoles, 19 de diciembre de 2007
OTRO CUENTO DE NAVIDAD
Bitácora del Buscador:
Uno de los íconos navideños por excelencia es -sin dudas- ese gordito simpático de Papá Noel. En torno a este personaje vestido de rojo y blanco se forjó la mayor fantasía de los niños: la del anciano barbado y bonachón que baja del cielo en trineo para dejar regalos en los árboles de Navidad.
Aunque está arraigado a la festividad, lo cierto es que el origen del legendario Santa Claus o San Nicolás, no estaba relacionado con las fiestas. La historia nos cuenta que San Nicolás nació bajo el ardiente sol de la pequeña aldea asiática de Patara, en el actual territorio de Turquía.
La popular y colorida vestimenta con la que lo conocemos fue obra del caricaturista norteamericano Thomas Nast, quien se habría inspirado en una leyenda infantil de Suecia, y lo dibujó así para una publicidad en el año 1860. No se sabe la razón, pero esta figura despertó el interés de los holandeses, quienes lo llamaron Sinter Klaas y fueron los primeros que lo vincularon con las celebraciones de la Navidad.
De San Nicolás -para quienes ven en él los orígenes de la leyenda- se sabe que nació en el año 300 D.C. en la aldea de Patara, en tiempos en que cristianos y paganos se alternaban en el poder. En su juventud vivió en Mira, en cuya iglesia fue ordenado obispo. Fue sentenciado a prisión durante la persecución cristiana de Diocleciano por confesar su fe. Sin embargo fue liberado al subir al trono el emperador Constantino. Murió el 6 de diciembre, problablemente del 342 D.C., y fue sepultado en una iglesia que se había levantado en su honor. Los milagros que se le atribuyen, entre ellos el de haberle devuelto la vida a tres infantes, sacrificados por un posadero y su mujer, se difundieron tanto que la región lo nombró su Santo Patrono. En el siglo VI, el emperador Justiniano construyó una Iglesia en Constantinopla en su honor. Su popularidad en esa ciudad -actualmente Estambul- se propagó por todo el cristianismo.
Fue nombrado patrono de Rusia y, gracias a los zares, su devoción aumentó hasta tener más iglesias dedicadas a su nombre en Rusia que ningún otro santo. San Nicolás se hizo popular en Rusia siglos antes de que fuera conocido en el continente americano. Una noche de 1087 sus restos fueron rescatados de Mira, que había caído bajo la invasión musulmana por tres pescadores cristianos que lograron llevarlo a Bari, en la costa adriática de Italia. Fue posiblemente en ese tiempo en que se propagó su devoción en Italia donde se lo conoce como San Nicolás de Bari.
Sobre el porqué se convirtió en ícono de la Navidad, hay una leyenda que puede dar la explicación y que lo habrían convertido en Santa Claus o Papá Noel. Se dice que en la diócesis de Mira, un vecino se hallaba en tal estado de pobreza que se decidió a exponer a sus tres hijas a la prostitución, porqué sin dinero no podía pagar la dote de una, por lo que ninguna se podía casar. Para evitar aquel proceder, el Obispo Nicolás tomó una bolsa con monedas de oro y, al amparo de la oscuridad de la noche, la arrojó por la chimenea de la casa de aquel hombre. Con el dinero se casó la hija mayor. San Nicolás hizo lo mismo para favorecer a las otras dos hermanas. En la segunda ocasión, tras ser tirada la bolsa sobre la pared del patio de la casa del pobre, se enredó en la ropa que se tendía para secar. El padre se puso al acecho en la ventana, descubrió a su bienhechor y le agradeció su caridad.
De allí a la leyenda de los regalos y las medias colgadas hubo un corto trecho. Fue en Alemania, Suiza y los Países Bajos donde se fueron extendiendo y sobre todo donde se generó la costumbre de que San Nicolás traía secretamente regalos para los niños. Dicha costumbre fue popularizada en los Estados Unidos por los protestantes holandeses de Nueva Amsterdam, que convirtieron al santo "papista" en un mago nórdico. Su nombre fue abreviado, no solo a San Nic, sino también a Sint Klaes o Santa Claus. La mitra de obispo fue remplazada por el famoso gorro rojo, su cruz pectoral desapareció, se mudó de Turquía al Polo Norte, de donde viene por la nieve en un trineo tirado por venados. Este Santa Claus se popularizó tanto que ya nadie recuerda su verdadera historia.
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miércoles, 12 de diciembre de 2007
EL ORIGEN PAGANO DE LA NAVIDAD
Bitácora del buscador:
Por estas fechas, ya se siente en el aire el espíritu navideño, con los arbolitos adornando las casas y las vidrieras de los negocios. Junto a este símbolo por excelencia de las fiestas, también hace su aparición el pesebre, con el niño Jesús rodeado por sus padres, los reyes magos, campesinos y distintos animales a las puertas de un granero cubierto de paja y pieles. Es que siempre se asoció la Navidad con el nacimiento de Jesús, aunque su verdadero origen, en realidad, se remonta a miles de años antes y la celebración estaba dedicada a los dioses paganos.
No es casualidad que el natalicio de los principales dioses solares de las culturas agrarias pre cristianas como Osiris, Horus, Apolo, Mitra, Dionisio (o Baco), fuese situado durante el solsticio de invierno europeo. Allí se invocaba al Sol para que protegiera la época de las cosechas. Y no es casualidad que el nacimiento de Jesús se haya ubicado también el 25 de diciembre, fecha en la que hasta finales del siglo lV de nuestra era se conmemoró el nacimiento del Sol invictus en el Imperio Romano.
En el siglo II, los cristianos sólo conmemoraban la Pascua de Resurrección, ya que consideraban irrelevante el momento del nacimiento de Jesús y, además, desconocían la fecha exacta.
Fue entrado el siglo IV, cuando ya se había concluido lo substancial del proceso de trasvase de mitos desde los dioses solares pre cristianos hacia la figura de Jesús, cuando se decidió fijar una fecha concreta para su nacimiento.
Hasta ese entonces, el dios más poderoso era Mitra y como al Jesús histórico se le había adjudicado toda la carga legendaria que caracterizaba a este dios pagano, lo lógico fue hacerle nacer el mismo día en que se celebraba el advenimiento de Mitra.
Hay que recordar que la figura de Jesús no fue oficialmente declarada como consustancial con Dios hasta el año 325, cuando el emperador Constantino convocó el concilio de Nicea y ordenó a los obispos asistentes que acatasen el entonces muy discutido dogma de que el Padre y el Hijo compartían la misma substancia divina. Fue así que entre los años 354 y 360, durante el pontificado del papa Liberio se tomó por fecha del nacimiento de Jesús la de la noche del 24 al 25 de diciembre, día en que los romanos celebraban su popular culto "Natalis Solis Invicti", el nacimiento del Sol invencible.
En los comienzos, la celebración de la Navidad tuvo un carácter humilde y campesino, pero a partir del siglo XIII comenzó a celebrarse con la pompa litúrgica, decoración de las iglesias, cantos, lecturas y misterios que dieron lugar a representar el nacimiento de Jesús en un establo de Belén, con toda su connotación, como lo conocemos hoy en día.
A pesar de las imprecisiones de los textos evangélicos sobre el nacimiento de Jesús, una tradición cristiana tardía dio por cierta la suposición de que éste tuvo lugar en alguna de las muchas cuevas calizas que existen en las cercanías de Belén. Sobre esta leyenda se construyó la basílica de la Natividad de Belén, en la actual Cisjordania, edificada sobre la gruta en la que se cree que nació Jesús, no un 25 de diciembre, sino -de acuerdo a algunos evangelios de los llamados apócrifos- más cerca del verano boreal.
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