Bitácora del Buscador:
Hoy es Martes 13. Es el tercero y último del año. Tuvimos uno en febrero y otro en marzo. Es un día temido por muchos, quienes se cuidan de pasar debajo de una escalera, de cruzarse con un gato negro o de derramar sal sobre la mesa.
Hay un refrán que viene de los tiempos del imperio romano, donde ya anuncia recaudos para tan maléfico día: "Giorno di Venere, giorno di Marte, non si sposa e non si parte", es decir: "Día de Venus, día de Marte, no hay que casarse ni partir de viaje". Viernes debe su nombre a Venus y por tal razón es el día dedicado a la diosa del amor o, si se prefiere, a ese planeta; en tanto que martes proviene de Marte, dios de la guerra, que a su vez le prestó su nombre al planeta más próximo a la Tierra.
En la Argentina, así como en varios países de Latinoamérica, este antiguo refrán fue cortado al medio y numerado: "En 13 y martes, no te cases ni te embarques". Sin embargo, en Europa y Estados Unidos se le teme más al viernes, porque fue un viernes 13 que Jesús fue crucificado, luego de cenar con sus doce apóstoles. De esa Ultima Cena derivó también la superstición de no sumar nunca 13 personas sentadas a la mesa de Navidad, Año Nuevo o Pascua, porque una de ellas morirá en el transcurso del año.
El esoterismo recoge un significado parecido: el arcano 13 del Tarot es la Muerte y se la representa con un esqueleto y una hoz. Pero, la pregunta a los buscadores es ¿ser supersticioso es malo? Si se advierte el significado etimológico de esta palabra (proviene del latín "superstitio") no lo es en absoluto: significa pasar por encima, superar, dominar. En otras palabras, la superstición es lo que le permite al hombre superar la incertidumbre y sobrevivir a la adversidad.
De todos modos, el miedo al martes 13 no es solo de personas comunes. Las líneas aéreas internacionales no tienen asiento ni fila 13 y tampoco tienen habitación ni piso 13 los hoteles norteamericanos: pasan del 12 al 14 como si nada. ¿Por qué será? Seguramente, porque son muchos los pasajeros supersticiosos que se negarían a ocuparlas.
A despecho de esto, la orden masónica de los Illuminati (Los Iluminados) -surgida en el siglo XVIII en Baviera, Alemania, y hoy muy fuerte en Estados Unidos- adoptó el 13 como su número simbólico: la organización es dirigida a nivel mundial por un Consejo de los Trece. Fue por esto que el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, que era masón (del francés, albañil) ordenó ponerle al billete de dólar una pirámide de 13 escalones -por los 13 grados masónicos de los Illuminati de Baviera- y el ojo que "todo lo ve", enmarcado en un triángulo, símbolo de los Illuminati de Weishaupt.
Otro dato ilustrativo es que los arquitectos de esa logia que construyeron las oficinas públicas de Washington, ubicaron la Casa del Templo de la Masonería a 13 cuadras al norte de la Casa Blanca, para "iluminar" con su influencia el pensamiento del gobierno.
¿Cuál es su simbolismo? El 13 es el número de lunas llenas que contiene el calendario de 365 días y alude a la tarea anual. A su vez, la suma de los dos dígitos da 4, número que representa al mundo concreto, lo que sugiere que esa tarea debe hacerse a favor de la humanidad en los cuatro puntos cardinales.
Pero no es el único significado posible: el 13 está formado por el uno, que en la Biblia simboliza a Dios (Mateo 19,6,17; Juan 10,30) y por el tres que representa a la totalidad, porque son tres las dimensiones del tiempo (presente, pasado y futuro).
Desde el catolicismo hay también quienes hacen otra lectura: asocian al 13 con Satanás y sostienen que representa la rebelión contra la autoridad de Dios, porque no olvidan que uno de los propósitos primigenios de la masonería, que tiene al 13 como su número, fue la de destruir el poder de la Iglesia Católica.
La astróloga norteamericana Linda Goodman opina, por su parte, que el 13 no es un número de mala suerte. «Los antiguos aseguraban que quien aprende a usar el número 13 recibirá poder y dominio», escribió en su libro «Los signos del zodíaco y las estrellas».«El 13 se asocia con el genio, también con los exploradores, con la ruptura de lo ortodoxo, con los descubrimientos de todo tipo, porta una advertencia de lo desconocido y lo inesperado», explica la pitonisa.
«Adaptarse al cambio con gracia atraerá la fuerza de vibración 13 y reducirá los potenciales negativos», sostiene, no sin advertir de todos modos que el número «está asociado con el poder» y que «si se lo usa con motivos egoístas, atraerá la destrucción sobre sí».
En cualquier caso, nada costará atarse una cinta roja, llevar un ajo en la cartera, colgar una herradura en la puerta y cuidarse de no entrar con el pie izquierdo ni siquiera al baño...
martes, 13 de noviembre de 2007
Martes 13: mito y realidad
Publicado por TITO SANS en 12:03
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