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Es noticia en estos días, lo que ocurre con una secta apocalíptica rusa que espera en una catacumba la llegada del fin del mundo, el Apocalipsis tan temido, que debería ocurrir en mayo de 2008, y amenazan con inmolarse si alguien intenta impedir su encierro.
El estado de confusión ideológica y espiritual en que estamos inmersos es tan grande, la gente está tan necesitada de una verdad que no encuentra en este mundo plagado de guerras, miseria, hambre... injusticias, que cualquier esquizofrénico con carisma puede llevar a una comunidad a una locura como la que se está viviendo en Bielorusia.
Esta vez el "profeta" es un ingeniero de 43 años llamado Piotr Kuznetsov, con un historial de esquizofrenia, y que logró atrapar en su locura a 29 personas, incluidos cuatro niños y los llevó a refugiarse en una catacumba, que ellas mismas cavaron tres metros bajo tierra. Allí esperan el Apocalipsis que este "profeta" vaticinó para mayo de 2008.
Las autoridades han intentado infructuosamente persuadirlos para que abandonen la cueva, pero afirman que se "prenderán fuego" si alguien intenta descender a su refugio antes de que llegue el juicio final.
El miedo al Apocalipsis ha acompañado al Hombre durante los últimos dos mil años, desde que se escribió el último libro que integra el Nuevo Testamento, una revelación cristiana tan completa -y de tan difícil comprensión- que tiene un significado distinto según el razonamiento o la locura de quien lo interprete.
"Apokalipsis" significa en griego -el idioma en que fue escrito- revelación o descubrimiento, ya que se trata de la enorme visión que recibió San Juan, autor del último de los Evangelios, cuando estaba exiliado en la isla griega de Patmos.
Críptico en todas sus partes, pleno de simbolismos, palabras e imágenes, anticipa el reinado del Anticristo (la "iniquidad") que se produce junto con la "apostasía" (pérdida de la Fe), el triunfo de la Virgen María, "la mujer vestida de sol" que aplasta a la antigua serpiente, y la Parusía, que es la Segunda Venida de Jesucristo.
Los especialistas religiosos dicen que el Apocalipsis es un texto de "esperanza", porque Juan, a quien Jesucristo llamaba el "discípulo más amado", vio el fin de los tiempos conocidos, los acontecimientos que lo rodean y el regreso triunfal de Jesús a la Tierra.
El estado de confusión ideológica y espiritual en que estamos inmersos es tan grande, la gente está tan necesitada de una verdad que no encuentra en este mundo plagado de guerras, miseria, hambre... injusticias, que cualquier esquizofrénico con carisma puede llevar a una comunidad a una locura como la que se está viviendo en Bielorusia.
Esta vez el "profeta" es un ingeniero de 43 años llamado Piotr Kuznetsov, con un historial de esquizofrenia, y que logró atrapar en su locura a 29 personas, incluidos cuatro niños y los llevó a refugiarse en una catacumba, que ellas mismas cavaron tres metros bajo tierra. Allí esperan el Apocalipsis que este "profeta" vaticinó para mayo de 2008.
Las autoridades han intentado infructuosamente persuadirlos para que abandonen la cueva, pero afirman que se "prenderán fuego" si alguien intenta descender a su refugio antes de que llegue el juicio final.
El miedo al Apocalipsis ha acompañado al Hombre durante los últimos dos mil años, desde que se escribió el último libro que integra el Nuevo Testamento, una revelación cristiana tan completa -y de tan difícil comprensión- que tiene un significado distinto según el razonamiento o la locura de quien lo interprete.
"Apokalipsis" significa en griego -el idioma en que fue escrito- revelación o descubrimiento, ya que se trata de la enorme visión que recibió San Juan, autor del último de los Evangelios, cuando estaba exiliado en la isla griega de Patmos.
Críptico en todas sus partes, pleno de simbolismos, palabras e imágenes, anticipa el reinado del Anticristo (la "iniquidad") que se produce junto con la "apostasía" (pérdida de la Fe), el triunfo de la Virgen María, "la mujer vestida de sol" que aplasta a la antigua serpiente, y la Parusía, que es la Segunda Venida de Jesucristo.
Los especialistas religiosos dicen que el Apocalipsis es un texto de "esperanza", porque Juan, a quien Jesucristo llamaba el "discípulo más amado", vio el fin de los tiempos conocidos, los acontecimientos que lo rodean y el regreso triunfal de Jesús a la Tierra.
En el inicio del Apocalipsis, Juan comparte con gozo la visión y escribe "Bienaventurado el que lee y escucha la palabra de esta Profecía y guarda las cosas en ella escritas"; después cuenta que llora porque le muestran el Libro de los 7 Sellos pero no le permiten abrirlo.
En cambio, el discípulo observará cuando los ángeles derraman las copas de la ira y asistirá a la carrera por el mundo de "cuatro jinetes". El Cordero (Jesús) abre los sellos, uno por uno, y revela el futuro: los cuatro primeros sellos corresponden a los famosos cuatros "caballos del Apocalipsis" con sus cuatro jinetes.
El primer jinete tiene un arco y está sobre un caballo blanco y simboliza "la guerra de las Naciones". El segundo animal es rojo y su jinete tiene una espada y el poder de "revolución y guerra civil". El tercero monta un corcel negro y porta una balanza en la mano que habla de "carestía y hambruna", y por fin un cuarto jinete en un caballo bayo (amarillo) recorre el mundo: se llama "Muerte", cosecha epidemias y enfermedades contagiosas y da lugar a la "Gran Persecución" que producir mártires, los que están vestidos de blanco.
Con la apertura del sexto sello, se advierte el inicio de la Parusía, la Segunda Venida de Jesús, precedida por un terremoto, las estrellas que caen, la Luna teñida de rojo y el cielo que se enrolla mientras los poderosos se refugian bajo "peñas y montes".
Juan interpone en este momento del texto dos visiones celestiales de consuelo, y cuando retoma es para abrir el séptimo sello. El dramatismo del Apocalipsis se encuentra en este sello: es el relato más largo, al que precede un "silencio en el cielo de media hora", un período de paz en el que los "vientos de la Tierra serán sujetados" y da el número de los elegidos de los últimos días: 144 mil.
Juan interpone en este momento del texto dos visiones celestiales de consuelo, y cuando retoma es para abrir el séptimo sello. El dramatismo del Apocalipsis se encuentra en este sello: es el relato más largo, al que precede un "silencio en el cielo de media hora", un período de paz en el que los "vientos de la Tierra serán sujetados" y da el número de los elegidos de los últimos días: 144 mil.
Después muestra la multitud de los ya salvados, "incontable de todas las gentes, tribus y lenguas". Luego vendrá la destrucción física de una gran parte del planeta a medida que los "Siete Angeles que están con Dios tocan siete trompetas por turno y ocurre inclusive la "caída de estrellas", y que la "tercera parte del Sol, las estrellas y la Luna queden en sombras".
La verdad es que tratando de interpretar estas visiones, podemos pensar que los tiempos de los que habla Juan son los que estamos viviendo, y que nos tenemos que poner a rezar para quedar dentro de los elegidos que se salvarán del Apocalipsis. Pero la realidad es que en estos dos mil años, el mundo ha pasado muchas guerras, mucha hambre, más miseria, desolación y muerte de la que podemos contar. Y quizás pasen muchas más antes de que llegue el verdadero fin del mundo...
La verdad es que tratando de interpretar estas visiones, podemos pensar que los tiempos de los que habla Juan son los que estamos viviendo, y que nos tenemos que poner a rezar para quedar dentro de los elegidos que se salvarán del Apocalipsis. Pero la realidad es que en estos dos mil años, el mundo ha pasado muchas guerras, mucha hambre, más miseria, desolación y muerte de la que podemos contar. Y quizás pasen muchas más antes de que llegue el verdadero fin del mundo...
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